La Plaza de Cantarranillas, conocida en Valladolid como ‘de Cantarranas’, debe su nombre a los sapos y ranas que habitaban esta zona antes de la canalización del río Esgueva.
En otros tiempos, antes de ser canalizado, discurría por estos espacios el río Esgueva, en cuyo cauce sapos y ranas ofrecían sus acostumbrados conciertos. De ahí el curioso nombre de esta plaza. Se la conoce así, al menos, desde 1676, aunque en ocasiones también se la llama «de la Virgencilla». Los vallisoletanos la nombran habitualmente como «Cantarranas».
En la plaza hubo un puente, cerca de la calle de Gallegos, que se llamaba así, “puente de los Gallegos”. También aparece la plaza llamada muchas veces “la Virgencilla”, y debió ser por tener alguna efigie de María, en algún nicho o cosa semejante.
Actualmente es un espacio adoquinado, arbolado con farolas-asiento, situado entre la plaza de los Arces y la Plaza de de Portugalete. Posee el encanto de un lugar apacible y legendario que, en épocas festivas, se transforma para dar cobijo en él a atracciones infantiles.
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