El Palacio del Marqués de Valverde es una residencia palaciega que data de la segunda mitad del siglo XVI. Se encuentra en la calle San Ingnacio, y gracias a su fachada y a un poema, podemos conocer la historia de los Marqueses del palacete.

Según cuenta la leyenda, la Marquesa de Valverde le fue infiel a su marido con un sirviente. El sirviente era un hombre joven y muy atractivo, que tenía una relación especial con los marqueses. Cuando creció, el criado se volvió un hombre arrogante, manifestando sin pudor alguno su amor hacia la Marquesa de Valverde.

Se citaban a altas horas de la noche, y en uno de estos encuentros fueron sorprendidos por el marqués, el cual se dirigió a su esposa y le dijo: Señora, tenéis permiso de vuestro esposo para acompañar al amante a donde él quiera llevaros pero reflexionad que yo también sabré hacer lo que juzgue más oportuno para que vuestro delito no quede sin el justo castigo que merece.

Tras llevar a la marquesa ante la ley, su esposo no quedó satisfecho con la condena y  pidió permiso para colocar la efigie de su mujer y del amante en la fachada del palacete, para que estos se sintieran muy avergonzados por su adulterio.

Sin embargo, no hay ningún documento que acredite lo sucedido, y los mismos historiadores consideran la historia poco creíble. La leyenda ha llegado a nuestros días gracias a un poema, obra de Ramón Campoamor.

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